Alguna vez, quien esto escribe, lo definió en la década del 90 como “loco, lírico y visionario”.
Loco: porque así lo llamaban quienes no esperaban que Oscar Chapino cumpla con su sueño de hacer realidad un proyecto magno como lo es el Complejo de la Liga de Agrupaciones de Veteranos de Fútbol de Paraná.
Lírico: decían que soñaba mucho, que quería volar igual que las gaviotas. Y desafío a quienes pensaron que era imposible.
Visionario: Una menta pre clara para aquellos tiempos de los 90. Un Complejo para agrupar todos los partidos de fútbol allí y que de a poco fue sumando comodidades hasta llegar hoy a una gran realidad. Un lugar modelo, con pileta, vestuarios, ingresos pavimentados, canchas con riego, cantina, salón. Y fue por más. El Complejo Ciudad Deportiva. Y quiere más: un hotel a la altura de las circunstancias. Lo va a lograr. Seguro.
“Solamente me falta tener un libro”, confió un día. Y aquí está. El repaso de su vida de quien incluso se codeó con la muerte. Ese personaje que conoce el país, esa personalidad de escasos premios y homenajes, aunque poco le importó. Sigue adelante. Sin renunciamientos, sin claudicar. Pocos dirigentes deportivos pueden estar a su altura. Pocos y contados con los dedos de una mano.
Fue el primero que instauró la idea de homenajear en vida a celebridades o colaboradores del fútbol con el nombre de las canchas, calles internas de los dos complejos o nombres de campeonatos. Y este libro tiene esa intención, de homenajearlo. Porque Oscar Chapino simplemente es un ejemplo de vida. Tenacidad y actitud, dos palabras que no deben faltar en ningún ideal de cada persona. Y que nunca faltaron en él.
Por Ezequiel Re
periodista, escritor.