Un corazón fuerte

Oct 24, 2017
La operación a la que se sometió y la compañía de su esposa Alicia. También la radio. No podía dejar de saber de las noticias del día. La operación a la que se sometió y la compañía de su esposa Alicia. También la radio. No podía dejar de saber de las noticias del día.

Un mal momento vivió en 1993. Una fuerte discusión en la sede de calle Salta 61 terminó con una descompensación de Chapino quien fue trasladado grave a un sanatorio local. Fue operado y como alguna vez dijo “volvió a vivir”. 

Oscar Chapino sí que vivió, sí que luchó. Un león al que la muerte lo puso en 1993 (28 de marzo) contra el paredón. Sin embargo salió airoso. Seguramente esa fortaleza es lo que lo llevó a pelear contra una cruel enfermedad que desde 2015 lo tuvo a maltraer. Dicen que en esa última instancia, se puede hacer frente por poco tiempo. Oscar, estoico, luchó por casi un año y medio. Sabiendo del difícil panorama, hasta el final con una sonrisa, una anécdota, una mueca a sus nietas, un vino, un paso por la Liga de Veteranos, Casa Quinta. Chapino vivió hasta el último segundo. 

Pero en 1993 hubo un click. Un antes y después. Así lo cuenta: 

“Nosotros con la Liga de Agrupaciones de Veteranos de Fútbol de Paraná ya habíamos alquilado una casa en Belgrano 9 y habíamos comprado el predio. Un día Guillermo Libedinsky, quien nos había alquilado ese lugar y sabiendo que nos íbamos a ir pronto, nos ofreció una casa frente a la Plaza de los Bomberos, por calle Salta 61. Un hombre que se había portado muy bien con nosotros. En el año 93 ya estábamos jugando en el predio y éramos 13 equipos, cobrábamos una cuota mensual que en esa época era de 280 pesos porque con esa cuota durante un año, compramos un tractor U 25. Como éramos 13 equipos siempre quedaba uno libre, y para iniciar el certamen todos tenían que tener las cuotas al día y no deber. Veteranos de San Agustín debían 4 o 5 cuotas, se hace el fixture para jugar el torneo y justo queda libre San Agustín. Abonó algunas cuotas pero quedó debiendo 2 y se lo sancionó con una quita de puntos por deber. En esa época eran todos amigos el caso del Flaco Noble, Hugo Casal, los Steinert, gente maravillosa, recontra buena. Cuando empezamos a hablar ahí en calle Salta, los ánimos se fueron caldeando porque no querían que lo sancionemos y en un momento yo soy muy calentón, la discusión fue muy áspera, yo siento un ahogo y me di cuenta que algo estaba pasando. Me fui al baño, sentía ganas de vomitar. Recuerdo que estaba el colorado García en el baño y le decía que salga que quiero vomitar. Me di cuenta que no estaba bien, que me había infartado y ahí fue el momento donde vi la lucecita, porque estoy seguro que la vi. Porque desde que estaba en el baño, hasta el momento que me senté en la silla en el frente de calle Salta, todo ese momento no lo recuerdo. Ahí medio me desperté, reaccioné un poquito, la cuestión es que Hugo Girard me llevó en un Renault 12 a la Clínica Modelo. En el camino le iba dando instrucciones de que llamen a mi cuñada médica, al doctor Chiche Actis que era mi cardiólogo y amigo. Y cuando llego a la Clínica llegué prácticamente listo. Ahí por supuesto urgente a terapia y no sé cómo un grupo de médicos de la guardia encabezada por el doctor Pintos me pudieron salvar. Estuve 15 días internado y operado. En la sala de operaciones entré contento porque sabía que me iba a poner bien. 

El anestesista fue el doctor Temporetti y cuando me acordé me despierto operado. Fue Piero mi hijo a verme y le hice señas con el dedo pulgar que estaba bien. Todos los días iba a verme el doctor Viviani que me sugería que de a poco me levante y camine. Como buen loco me ponía a hacer gimnasia cuando venía el doctor. Me decía que pare porque me iba a marear, y por supuesto que estaba mareado pero las ganas de salir adelante me llevaban a eso. Luego salí, estuve en mi casa 15 días más y estaba a días de pagar la última cuota del campo de la Liga de Veteranos. El cobrador era mi amigo del alma que lamentablemente se nos fue que fue Luis Casco. Luis murió un día saliendo de la Liga, un sábado. Otro cobrador era la Lechona Bialle, de un famoso mediocampo de Newell´s conformado por Sánchez, él y Piano. Y Luis Suárez, un hombre que era árbitro. Todos de confianza y con ganas de colaborar por la Liga. Yo no estaba y prácticamente dudaban que el campo se iba a pagar. Un día estábamos en Salta 61, yo ya había empezado a andar. Mi vicepresidente era Alberto Leineker actualmente representante de Arcor en Paraná. Le comento que la familia Zorzenón estaba por mandar una Carta Documento porque nos habíamos atrasado con la cuota y era así porque estuve casi un mes sin poder hacer nada. La cuestión es que Alberto Leineker un amigo de la infancia nos dice vamos, acompañame.Y allí hicimos una linda historia. Sacó 5.000 dólares de la casa y llegamos 5 minutos antes que cierre el banco y pudimos pagar. Luego se le devolvió el dinero. Pero ese gesto que tuvo Alberto con nosotros hizo que la avenida principal del Complejo Chapino lleve su nombre”.

¿Y el corazón Oscar? El corazón se fortaleció. Como el propio Oscar. Tenía un buen corazón.