Una jugada aislada terminó en un reproche de un rival. “Los árbitros cobran para vos porque sos el presidente de la Liga”, le espetó. Chapino lo miró, miró el banco de suplentes y pidió el cambio. Fue su último partido de fútbol como veterano, y jugando para San Benito.
“Cuando iniciamos la presidencia los árbitros eran contratados y los asistentes junto a los planilleros oficiaban de veedores. En una oportunidad estábamos jugando en la cancha de los Veteranos de Paraná en calle Churruarín. Enfrentábamos al equipo de Seguí, todos muchachos muy amigos. Uno de los que me marcaba era Osvaldo Kreitzer. El asistente era Rubén Noble de los Veteranos de San Agustín. Siempre me caractericé por ser muy ligero y escurridizo, cuando me hacían un cambio de frente siempre ganaba de espalda. En ese equipo de San Benito Hugo Zampieri era un especialista en hacer cambios de frente. Era un zurdo que jugaba de 10 y yo de 7 u 8. Yo picaba y siempre ganaba la espalda. Teníamos con San Benito un buen equipo donde actuaban el Chueco Sciortino, el Beto Falco, Musich, la Mona Duró. Pero sobretodo muchachos amigos. La cuestión que Zampieri hace un cambio de frente, le ganó la espalda a Osvaldo Kreitzer a quien siempre cargo y le digo que por él dejé de jugar al fútbol. Yo hago el gol y no sé quién de la Agrupación de Seguí gesticula ´hey estaba en off side pero como es el presidente no le cobran nada. Entonces ahí me tocó las fibras más íntimas, entonces me hice el lesionado, pedí el cambio y nunca más jugué al fútbol de veteranos. Me quedaron grabadas esas palabras y me dije que si soy dirigente y presidente de la Liga no puedo jugar más al fútbol. Y así fue. Yo creo que no se si estuvo o no en off side, pero puedo asegurar que no hubo ninguna maldad mía ni del árbitro, ni del línea ni nadie. Pero ahí dejé de jugar al fútbol para pasar directamente a hacer dirigente. Integré los árbitros con los veedores y eso me dio lugar para visitar todas las canchas y ver qué se podía cambiar. Las mesas y líneas eran de las agrupaciones, pero a veces no iban entonces hubo que contratar asistentes, logrando ternas que eran totalmente neutrales. Así fuimos creciendo y funcionando. Tengo el orgullo de decir que desde que asumí tengo todo archivado e incluso material de antes de que me haga cargo. Pero aquella anécdota es la que me hizo dejar al fútbol y me demostró que en la vida o sos dirigente o sos jugador, las dos cosas no se pueden ser. A partir de allí (principio de los 90) hicimos un Tribunal de Disciplina que fue estricto a través de sus miembros. Uno de los primeros era Aníbal Luna, un gran arquero que tuvo Atlético Paraná. Tenemos una de las Ligas más organizadas y eficientes del país.
Luna había sido policía, un tipo buenísimo pero de carácter fuerte que aplicaba el Reglamento como tenía que ser. Y así fue que seguimos mejorando y hoy podemos decir que nuestra Liga es un ejemplo de comportamiento y casi no hay sanciones. Somos una Liga modelo que cada vez seguirá avanzando. Yo sigo figurando en la lista de buena fe de una agrupación, pago mi cuota pero no juego y si se tiene que sancionar más sanciono más a mi Agrupación porque al estar yo tienen que ser ejemplo. Le tengo un gran cariño a la Agrupación de San Benito por el gran grupo humano que formamos incluso algunos como Cepellotti o Falco, con más de 60 años siguen jugando y gracias a ellos por ir a jugar a San Benito encontré ese bendito cartel que decía: Se Vende. Y donde hoy funciona una Liga modelo en el país”.
Así Oscar Chapino recordaba el motivo que lo llevó a ser dirigente cien por ciento. Aunque agradecido por jugar en San Benito. Por ir a esa Agrupación, un día encontró el campo que se vendía. Y ahí empezó la maravillosa historia del Complejo que lleva su nombre.