El deseo cumplido, un Complejo hoy ejemplo en el país

Oct 24, 2017
Antes de jugar en el predio actual, los encuentros se disputaba en distintos predios, como Paracao o la cancha de Churruarín al final. Antes de jugar en el predio actual, los encuentros se disputaba en distintos predios, como Paracao o la cancha de Churruarín al final.

La Liga de Agrupaciones de Veteranos de Fútbol de Paraná comenzó a desarrollarse en 1967 con los primeros amistosos. En la década del 90 tomó la posta Oscar Chapino y desde ese día el crecimiento ha sido sostenido.

PASO A PASO. Desde que se impuso el fútbol en el mundo, siempre los jugadores que abandonaban la práctica activa de este deporte, tanto fuera por su pasión y por el propio deseo de practicarlo, se conformaban en equipos de veteranos para jugar amistosamente.

Allá por el año 1967, un 10 de enero, un grupo de ex jugadores de Paraná, que habían incursionado en el profesionalismo (Raúl Reula, Amadeo Gándola, Chiche Actis, Monzón, Gianotti, Miguelito Bootz y otros), se reúnen después de un partido de fútbol en el Bar de Blasón y Lencioni frente a la desaparecida cancha de Belgrano (Salta y Victoria) y forman un equipo de fútbol y le dan el nombre de Futbolistas Veteranos de Paraná. Luego aparecen Sanatorio la Entrerriana (comandado por los doctores Klembosky y Vainstub), Mariano Moreno, Unidos, y posteriormente San Agustín, Don Bosco, Seguí (con Daniel Viola, actual dirigente de Atlético Paraná, la Vieja González, gran arquero y padre de Carlos Alcides, destacado futbolista en Unión de Santa Fe), Tiro Federal, Los Aromos, Independiente y Aatra, como las pioneras. El 10 de setiembre de 1983 se inició el primer certamen oficial, con reglamento y fixture. Más adelante se suman San Benito (con los Tentor, Michelín), Paraná y Bajada Grande (con el Zorro Acosta, Rutar, Abrego). Se llega así al 5 de mayo de 1986 en que es fundada la Liga de Agrupaciones de Veteranos de Fútbol de Paraná, siendo su primer presidente Raúl Reula (ex jugador de Independiente y DT de Patronato). En 1987 el certamen llevó el nombre de Quique Gey en homenaje a un querido futbolista de la ciudad (fallecido), con trascendencia nacional (actuó en Atlanta). En un principio los partidos se disputaban en distintas canchas de la ciudad.

 

LLEGA CHAPINO.  Así Oscar Chapino recuerda su llegada al fútbol de veteranos: “Yo jugaba en el equipo de Veteranos de San Benito, éramos 8 elencos los que participábamos. En 1991 asumo la presidencia de la Liga de Veteranos y heredé solamente un sello, no tenía personería jurídica ni nada. Previamente, a fines de 1990, se realiza una reunión en un local comercial dedicado al correo de calle Chacabuco y que conseguía un gran colaborador como Luis Casco. Allí concurro como delegado de San Benito en reemplazo de Héctor Musich. Yo hasta allí disfrutaba de ser jugador de veteranos, me reía, buscaba la sombra de la cancha, si hacía un caño hacía como que me iba de la cancha. Era feliz en una palabra. Se hace la Asamblea para el cambio de autoridades y los que estaban (Miguel González tenía el cargo) querían seguir al frente de un torneo independiente, porque no era Liga ni nada, no había personería jurídica, apenas un sello. Pero un gran dirigente de Seguí como Omar Viola recordó que en la Asamblea anterior el presidente se iba a determinar presentando lista. Hubo cabildeos, que si, que no, pero se vota. Gana 7 a 6 la moción de que había que presentar lista. Dentro de esos 7 votos estaban San Benito, Bajada Grande, Paraná, Seguí y otros. Se llega a la fecha de presentación de lista, se le ofrece el cargo para presidente de la Liga Oscar Bassa, Reula, Acosta, Toto Chemez, pero nadie quería asumir tamaño compromiso. Y en la última reunión que hicimos en la Agrupación Bajada Grande, Quique Abrego mencionó mi nombre para ocupar el cargo porque ‘no tiene problemas de nada y todo el mundo lo quiere’, según sus palabras. Y así fue que el destino quiso eso y es así que llegué al cargo de presidente de la Liga de Agrupaciones de Veteranos de Fútbol de Paraná. Yo tenía un negocio y a la semana pasando por calle Belgrano número 9 donde hoy hay un restaurante muy lindo, vi que se alquilaba ese lugar. Convoqué a los directivos Daniel Viola, Oscar Bassa y otros. Tomé la iniciativa y alquilé ese salón que tenía un frente amplio y daba para colocar un cartel impresionante que se podía ver muy bien viniendo por Urquiza o Belgrano, donde además estaba el semáforo. Entonces hice pintar un cartel inmenso que decía Liga de Agrupaciones de Veteranos de Fútbol de Paraná. Y allí nos empezamos a hacer conocer. Convoco a un acto inaugural donde corto calle 25 de Mayo por Belgrano hasta Urquiza. Fue la Banda del Ejército, Julio Solanas que estaba por asumir su primera intendencia, el cura párroco para bendecir. Y así, en marzo de 1991, quedó inaugurada la primera sede. Así empezamos a crecer, convoqué al “consejo de ancianos” como les decía yo (Bruno Calierni, Musich. Acosta, Reula y otros). Formamos el Tribunal de Disciplina encabeza por el Perro Luna, gran arquero de Neuquén y muy estricto para aplicar penas según el reglamento. Eso nos marcó para seguir el mismo camino. Hubo que redactar los Estatutos que normalmente en toda institución son iguales. Recuerdo que trajimos un estatuto de 1930 del Club Neuquén. Daniel Jozami, que jugaba en Viale FBC, era abogado y ejercía en Paraná, fue el que se encargó de presentar en Personería Jurídica los primeros estatutos. A partir de eso comenzamos a trabajar de forma seria, yo estaba muy entusiasmado con todo esto”.

Hasta allí jugaban en distintas canchas como Churruarín al final (local Veteranos de Paraná). Era un campo de un ex presidente del club Ministerio de apellido Luero. También jugaban en Bajada Grande (Cancha de Cemento San Martín, sobre Larramendi), Club Paracao, en el Centro Juventud Sionista, Barrio Aatra”.

Oscar Chapino inicia una nueva etapa. Se logró una sede propia, y se comenzaron los trámites para conseguir los Estatutos, Personería Jurídica y el Complejo Deportivo. Para esto último, en setiembre de 1992, se logró la adquisición de 8 hectáreas a la sucesión Zorzenón en el acceso a San Benito, lugar de actual emplazamiento de las canchas de fútbol. Paralelamente se fueron sumando nuevas agrupaciones como San Agustín, Unidos, Río Paraná o Cerrito. 

Chapino cuenta como se compró ese predio: “Un día venía de jugar en San Benito y por calle Jorge Newbery, salida de localidad, veo un cartel que decía “Se vende”. Paro el auto, me bajo, anoto el número de teléfono y llamo. Me encuentro con que el campo era de la familia del Chino Zorzenón (destacado ex futbolista) de San Benito. Lo llamo y coordinamos una reunión para el día siguiente. Allí me informa que el valor del campo era de 35.000 pesos y le pregunto cómo se paga porque en esa época era una fortuna incalculable, era como hablar de 5 millones de pesos ahora. Era inalcanzable. Fue en el mes de setiembre del año 92. Entonces me dice 17.000 pesos ahora y 18.000 pesos en abril de 1993 cuando se termine la sucesión porque eran muchos hermanos, incluso algunos fallecidos. Le dije que me iba a reunir con los muchachos de la comisión y le iba a dar una respuesta. Hablo con ellos, dijimos que lo más factible era hacer una rifa. La hicimos y presentamos una propuesta de pago mensual de 4000 pesos que en ese momento eran peso-dólar. Hicimos una rifa de 500 números, éramos 13 equipos, repartimos por cada agrupación y tenían que venderlo o comprarlo. La primera cuota quedaba para la agrupación o el jugador que lo vendió. Yo hice un listado de amigos y tiré como 150 números de los cuales 140 me compraron. Y tuvimos la suerte de que esa primera rifa, era un Peugeot 504 blanco que paseábamos por todas las canchas, el número favorecido no salió, así que vendimos el auto enseguida y ya estábamos pegando ladrillos. Para eso Julio Solanas, en una visita nos había dado un apoyo logístico en máquinas importante para desmontar y abrir calles. El programa Popularísimo con Juan Carlos Toloy y Carlos Gianotti transmitió por LT 14 desde ese lugar que era prácticamente un monte de 9 hectáreas, tapera y demás. Solanas estuvo en esa audición y cuando se fue dijo ´el único presidente que no me pide plata es el cabezón Chapino´. Igualmente nos dio 6000 pesos que era fortuna. Con eso compramos 60.000 ladrillos. Yo le dije que iba a hacer un Complejo Habitacional que llevaría el nombre de Julio Solanas.

En 1993 comenzaron las obras de cuatro canchas, oficinas, casa del encargado y churrasqueras. A partir de allí el crecimiento no se detuvo: complejo habitacional, más canchas, pileta de natación, asfaltado de calles internas, tanque de agua, riego artificial, etc. En el año 94 empezamos a jugar en nuestro predio, empezamos muy humildes, pero fuimos de a poco haciendo sanitarios, terminando el Complejo Habitacional, que prestábamos gratis a las instituciones. Ya estábamos brindando un servicio a la comunidad y a las entidades deportivas. Seguimos trabajando y cuando nos acordamos ya teníamos las canchas hechas. Llamé a las arquitectas Claudia Clemboski y Silvia Apelhans y ahí empezamos a trabajar. Hicimos un diagrama que respetamos. Hicimos las canchas de fútbol, de la tapera que teníamos construimos un casco de estancia de primer nivel. Ya teníamos los salones, las camas, teníamos todo e íbamos por más. No teníamos agua y la que venía era de San Benito por lo que teníamos que pagarla tremendamente cara. Entonces hablamos con un funcionario del gobierno, Juanjo Moreno, un arquitecto que estaba a cargo de Hidráulica de la Provincia. Allí nos mandó gente”.

En 1995 se realizó por primera vez en ese lugar el Campeonato Argentino de Veteranos, en su segunda edición. Chapino además fue designado presidente de la Asociación Argentina de Futbolistas Veteranos. 

Desde 1996 la Liga fue pionera en un aspecto importante, como la salud de sus deportistas ya que se contrató una ambulancia con presencia permanente en el Complejo cada vez que se desarrolla un encuentro por el certamen oficial. Además cada futbolista cuenta, desde allí, con seguro. Ese año el Semanario Análisis de Paraná lo distingue como “Personalidad del Año”. En los considerandos mencionó: “Fue jugador y dirigente, probablemente al fútbol le dedicó -con errores y virtudes- sus mejores horas. Y cuando se hace referencia al fútbol de Paraná nadie duda que un ejemplo de trabajo y organización es la Liga de Agrupaciones de Veteranos, de la que Oscar Chapino, es presidente. Contra los pronósticos de los negativos de siempre, Chapino pudo cumplir un sueño: el complejo para los 400 socios y su núcleo familiar. Desafió críticas pero avanza. Una mezcla de hombre lírico, loco y visionario”.

 

AGUA PROPIA. “Había comentado que gracias a la provincia y Juan José Moreno (director de Hidráulica de la provincia) habíamos logrado tener el pozo semisurgente a 100 metros de profundidad. El siguiente paso era conseguir el tanque. A través de Alberto Rodríguez (ex jugador de Patronato) y quien se desempeña en la Liga hizo los planos. Era una fortuna hacer eso. Entonces decidimos hacerlo nosotros. Nadie tenía la más mínima idea. Entonces el Corto Ríos, el incondicional Colorado Franco, con su muerte se fue el 70 por ciento de la historia de la Liga, el Nene Villanueva, Zalazar empezamos a trabajar. El precio que nos cobraban era impagable. Se hablaba de 11.000 pesos en esa época y el campo nos había costado 35.000 pesos, para graficar el costo del pozo. Contratamos un herrero amigo e hicimos hacer un molde y empezamos a hormigonar. Hicimos la base con hierro y así empezamos a construir el tanque. Todos los días hacíamos 60 centímetros de pared. Y así hasta llegar arriba. Luego llegó el momento de los andamios que construimos con palos y troncos. Y finalmente la parte del hormigón y el resto con paredes y demás. Cuando nos acordábamos estábamos a 12 metros de altura. Hacíamos proezas y equilibrio para subir y bajar con ladrillos. El tanque tiene una capacidad tremenda para almacenar agua. Y después conseguimos una torre de alta tensión que nos regalaron. La desarmamos entre todos. Era para hacer la escalera, sino no se podía subir. Antes subíamos de cualquier forma. Haber hecho ese tanque fue una obra faraónica para nosotros, fue sin dudas una gran locura”.

LA PILETA DE NATACION. El relato en primera persona de Chapino sigue, y muestra cómo cuando se quiere, se puede: “En un primer momento diagramamos en el Complejo todo para hacer una plaza, pero necesitábamos otra cosa. En un sector de 100 metros por 80 totalmente con césped cortado y emparejado, donde actualmente está la pileta de natación al principio hubo otra cosa. Yo por los años 90 viajaba mucho por trabajo en avión. Entonces para hacer conocer la Liga contraté unos chicos de la Escuela Alberdi que dibujaron con un jardín la sigla Liga de Agrupaciones de Veteranos de Fútbol de Paraná. Se hizo con tierra, flores y sobre relieve. Lo hicimos para que los políticos, ya que todos los políticos viajaban por LAER y el avión cuando se inclinaba para hacer el giro hacia Buenos Aires o para aterrizar se veía bien en claro la sigla. Dio un buen resultado porque desde el aire hicimos conocer la Liga. Entonces ahí pensé en hacer otra cosa para ser más conocida como cuando hicimos la inauguración de la sede en calle Belgrano 9 que cortamos la calle. En ese espacio teníamos diagramada una pileta de natación. Colabora el ingeniero  Omar Ramos. Queríamos que sea olímpica. Nuestro asesor fue Luis Díaz, profesor del Club Atlético Estudiantes y ex director de Deportes de la provincia de Entre Ríos. El nos dio la medida reglamentaria, 25 metros de largo, la hicimos por 17 metros de ancho. La hicimos de dos metros de profundidad. Es una obra majestuosa con 12 o 13 camiones de hormigón, hierro. Ese trabajo lo hicimos nosotros sin saber nada de nada. Apenas con una persona que nos dirigía. Hoy por los costos sería imposible hacer una pileta así por la cantidad de hormigón y hierro que se utilizó. La pileta hoy es un éxito, está tercerizada, y significa  una entrada importante para la Liga. Pero en aquel momento había que pensar de donde sacamos dinero para construirla. En el año 96 dos personas que en esa época me ayudaron mucho fueron Julio Solanas quien ya había dejado la intendencia. Me dijo que lo vaya a ver al senador Augusto Alasino. Voy al Congreso donde en esa época estaba la carpa de los docentes. Alasino tenía la oficina sobre calle Entre Ríos e Irigoyen. Tuve que pasar por varios filtros hasta que llegué a él. Le llevé un plano con carpetas para solicitar un subsidio. En ese momento necesitábamos 40.000 pesos. 

Nos dio 20.000 primero (1997) y luego otros 20.000 (1998), todo rendido en el Tribunal de Cuentas. Si tengo que destacar el apoyo de una persona, esa es Alasino. En un torneo argentino invitamos a Luis Díaz, y nos llevó varios nadadores entre ellos Andrés Solioz que fue subsecretario de Deportes de la Municipalidad. Julio Solanas siempre contó con nuestro apoyo y él fue incondicional nuestro, para la pileta fue clave. En ese tiempo por cuestiones políticas Solanas y Sergio Varisco estaban distanciados. Logré que en el acto inaugural se den la mano y ambos compartieron el palco de autoridades. Un diario de la época tituló ´Chapino lo hizo´. Se disputó el Campeonato Argentino y el país se maravilló porque jugaban en siete canchas de fútbol y además con pileta de natación. Cuando uno hace obras siempre recibe críticas. Yo fui criticado desde el momento mismo que compré el predio, me decían que para qué queremos 8 canchas, para qué queremos 9 hectáreas, para qué pileta. Cuando compramos el terreno, la escritura la hizo el escribano Vartorelli a nombre de la Liga de Agrupaciones de Veteranos de Fútbol de Paraná. De la parte de los vendedores firma la familia Zorzenón. Por la Liga firmamos Oscar Chapino, presidente y Ricardo Ríos, secretario. Pero surgió el comentario de que el predio lo había comprado a mi nombre. Y un día, saliendo del Complejo un contador muy conocido me llama y me dice. ´No podés comprar semejante predio con la plata nuestra y a nombre tuyo´. Entonces le dije que no lo compré con la plata de ustedes, fue producto de una rifa con comisión para cada uno y la otra que no podía pensar eso. Me fui a las 10 de la mañana al día siguiente con fotocopia de la escritura, bajo del auto, tocó timbre y le dejé la escritura. Dos días después vino a pedirme disculpas, pero ya me había difamado. Me tuve que bancar panfleteadas y otras cosas. Creen que es fácil manejar la Liga, pero costó mucho y hoy es una empresa generada con mucho sacrificio y sentimiento. Yo siempre tuve la necesidad de hacer cosas y obras y más de una vez saqué dinero de mi bolsillo para seguir adelante, aún ante las críticas. Siempre fui una persona transparente y los balances hablan por sí mismo, se que hubo errores o cosas que no fueron perfectas, pero dentro de los errores y aciertos, tuvimos más aciertos. Lo que hemos hecho, la gente se sorprende y vamos por más. Ese es el objetivo final de seguir trabajando. Y pensar que algunos profesionales dudaron de la honestidad de los dirigentes”.