Un hombre de distintos oficios

Oct 24, 2017
Chapino disfrutando de Chapino Deportes Un habano y whisky tras la inauguración. Un carismático lleno de energía.  Chapino disfrutando de Chapino Deportes Un habano y whisky tras la inauguración. Un carismático lleno de energía.

En Paraná hubo una marca reconocida. Se trató de Chapino Deportes, en la década del 80. Oscar explica qué pasó y porque “desfondó” tal cual menciona. La casa de venta de indumentaria deportiva fue ícono en su época. Pero también pasó por otros oficios. Y en el final del texto, el mensaje a su querida Alicia. 

En la calle se dice aún que Oscar Chapino quería tanto el fútbol que “hasta fundió Chapino Deportes”. La casa a la que denominó “El Supermercado del Deporte en la Región”, tuvo años de gloria hasta que “desfondó” tal cuál mencionó en alguna oportunidad Chapino. No niega esa realidad que además lo emparentó deportivamente con el Club Belgrano, del que tuvo una etapa como jugador y dos como dirigente. En la primera, por los años 80, puso dinero que nunca tuvo retorno. Tampoco lo solicitó. 

Fueron años en el que el Mondonguero disputó finales para ascender al Nacional B. 

“Para mí el fútbol era la alegría pura. Incluso con Chapino Deportes llegué a vestir a todos los clubes de Paraná, desde las divisiones inferiores hasta primera División. En los tiempos de Francisco (Pancho) Perette como presidente (de la Liga Paranaense de Fútbol) y varios grandes dirigentes como (Alberto) Chiche Taleb de Palermo, Francisco J.M Cerini gran presidente de Belgrano, Hollmann en Universitario, Miguel Cacciabué de Neuquén, Albertini de Sportivo Urquiza, Massat de Peñarol. Bueno en esa época organizaba una fiesta en la que homenajeaba a todas las entidades deportivas.  Y sí creo que por poner dinero en el fútbol no pude mantener el negocio. Nunca le eché en cara nada a nadie. El único responsable fui yo”. Chapino Deportes se instaló en calle San Martín 777 cuando no era Peatonal. Primero en la Galería que llevaba el mismo nombre (entre 25 de Junio y Cervantes) y luego cercano a la denominada Tienda Balbi, en ese momento ubicada en San Martín y Andrés Pazos. 

 

VOLVIÓ Y FUE GRANDE. Pero la historia de apoyo continuó. “En la segunda etapa en el Club Belgrano, después de no ir por muchos años al club, acepté el cargo de vicepresidente con la condición de que pueda hacer el estadio. Están las pruebas y los comprobantes. El club no tenía ni siquiera pelotas de fútbol para entrenar”.  El Nuevo Estadio Mondonguero tuvo una participación de Chapino. Acaso no muy reconocido por la dirigencia en los últimos años. Pero fue quien construyó el escenario que hoy disfruta la entidad en la zona del Nuevo Seminario. Igual nunca se sintió molesto por la situación. Pegó ladrillos en el club, que era su principal objetivo. Y con alegría vivió ese momento tan especial de ver a su club de toda la vida, nuevamente de pie. ¿Alguien arriesgaría su trabajo y dinero por una entidad deportiva? Chapino sí. 

 

SUS TRABAJOS. Pero su trayectoria laboral tuvo un antes y después a Chapino Deportes. Y lo relata: “Empecé trabajando en el Café Japón como empleado de Emilio Gareis, lavando copas y de cadete. Cuando ganaba Don Bosco había un socio del lugar, Demartín de apellido, que era dirigente y tenía que llevarle al club 20 a 25 pizzas para festejar”. 

“Cuando estaba en la Escuela Industrial, en cuarto año, tuve una discusión con un profesor y no fui más al colegio. Entonces me mandaron a trabajar de peón a Transporte Litoral. Peón y changarín razo. Pensaba que ahí iba a aflojar y volvería, pero no. Me quedé muchos años allí. Ahí ya jugaba en Belgrano. En los años 70 por una relación con el escribano Jorge Neubert presidente de Belgrano y Bernardo Herbel presidente de Atlético Diamantino, me fui a jugar allí seis años. Salimos campeones durante los seis años. Fui el primer paranaense en salir goleador en los seis años seguidos. Yo jugaba  como wing, de 8 o 10. Era ligero y le pegaba fuerte a la pelota. 

Luego pasé a Independiente de Neuquén (tenía 23 años) y jugué junto a Jorge Sobisch, ex gobernador. Estuve tres años y mientras tanto trabajaba verificando empresas constructoras. Vine y compré la disquería La Diva Musical en la galería San Martín. Y así nace Chapino Deportes, frente a la galería. Y de ahí en una aventura como ninguna, pasé a comprar el local de Modart, donde alguna vez funcionó un cine. Ya era fines de los 80. Lo llamé ´El supermercado deportivo del Litoral’. Después, a fines de los 80, ya jugando en el fútbol de veteranos vino el desfonde de Chapino Deportes. 

Un amigo militar conociéndome y sabiendo como vino el desparrame me invita a ser proveedor del Ejército. Y me fue bien, trabajé hasta la época que (Carlos) Menem (Presidente de la Nación) sacó el Servicio Militar. 

Cuando viajaba por el trabajo paraba en el Hotel Castelar de Buenos Aires y a muchos políticos que recién se iniciaban les di alojamiento en ese lugar. Algunos agradecieron, otros ya renombrados, no”. 

 

Y LLEGA CASA QUINTA. Después de esa experiencia arranco con Casa Quinta, un lugar modelo para adultos mayores. Era el año 1998 y se constituyó en un hogar moderno, una residencia de lujo para personas de edad. 

Abrazó dos pasiones al mismo tiempo y a las que les dedicó más de dos décadas. La presidencia de la Liga de Agrupaciones de Veteranos de Fútbol de Paraná (jugaba en los veteranos de San Benito) y Casa Quinta (inaugurado el 3 de junio de aquel año). A ambas actividades les dedicó amplias horas de su vida. 

Tras repasar su paso por estas tierras, sus trabajos, sus victorias y derrotas económicas, recuerda a su mujer Alicia. 

“Pasé muchas cosas. Luego de la experiencia en Neuquén conformo mi familia. No creo que otra mujer banqué lo que bancó la mía, no por vago sino por todo lo que me pasó por el fútbol”. 

Una reflexión en la que sin dudas dejaba el agradecimiento hacia su esposa.